ilustración Ileana Andrea Gómez Gavinoser
Mientras toma el desayuno
la naranja baila
en su casa de vidrio.
Llueven pedacitos de gajos
sobre el blanco mantel
el sol cabe en el sorbete,
el sol es la contracara
de la manteca derretida
sobre la rebanada de pan
Cuando los sabores desaparecen
bajo la lluvia matutina,
trozos de rayos
se esparcen como migas de papel
poema del libro inédito
«frasquito de caramelo»
sentada a la vera de la ropa sucia
me desheredo de todos los bienes
la vida no es solidaria
se deshilacha todos los días
por el piso ruedan
en absoluta calma
los fantasmas
poema del libro:
Piedritas
Ediciones La Guillotina, 2011
Quién es quién antes de
la primera caricia / a tientas
es un manojo de brazas
El hueco de la cama se amolda
Los cuerpos marcan / figuras
montadas / desmontadas del pedestal
La brisa acompaña los silencios
El cigarrillo se fuma (solo)
La invasión comienza
El humo se mezcla /el aire no
poema del libro:
La Cama Vacía,
Ediciones La Guillotina, 2011
Jamás estuve allí
La sombra
no es de mi cuerpo
De quién es,
entonces,
el hombro de los árboles.
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Mar o incendio
Alguien piensa que,
en esos abismos,
nos aguardan
las voces más hondas
de la salvación
poemas del libro: Azu(lejos), Ediciones La Guillotina, 2005
6
La noche está sentada sobre las piedras: nuestros cuerpos desaparecen del arrecife Ella está aquí urde las trampas Nos recorta el apareo Esparce nuestra comida Dibuja de un solo trazo el enigma fatal del silencio Aquí está la noche Fíjate, te dije, nos devora como las insolentes aguas devoran los grises de nuestros ojos en despedida La noche está sentada sobre las piedras. En esta habitación, nuestros cuerpos blandos y exprimidos, graznan como pájaros heridos que deshacen el atardecer y se deshacen.
poema del libro zafiro I Publicación artesanal de SProducciones, 26 de diciembre de 2002
XIII
Mañana será día de pesca, dijo el viejo práctico Las aves volarán de popa a proa, pensé En verdad, creí que cargarían sobre sus alones la red que atrapa la carne para saciar el hambre Sabes: no hay remedio para el hambre No hay salvavidas para los cuerpos que buscan sus delfines de buenos augurios en la aguada Mañana: no hoy Nunca hoy Mañana descubriremos los pertrechos que socavaron la playa de las buenas intenciones Mañana las paredes de este castillo se transformarán en puentes levadizos de antiguas epopeyas Mañana será día de pesca Él lo dijo Es que no hay remedio para aplacar el hambre Es que ya no quedan carnadas en los aparejos gastados por el mar
poema del libro zafiro II Publicación artesanal de SProducciones, 26 de diciembre de 2002
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